jueves, 16 de abril de 2015

En medio del dolor

*Su sombra en medio del dolor*

¿Cual ha sido tu más difícil y dolorosa experiencia que has vivido? Algunos dirán un divorcio, la muerte de un ser amado, y hasta algunos comentarán la perdida de un empleo. ¿Un gran dolor podrá tener un gran propósito para nuestras vidas? A veces pienso que sí...

Justo antes de que Jesús fue a la cruz, les dijo a sus discípulos que pronto ellos pasarían por un momento de gran dolor y tristeza. Comparó su muerte de cruz con la experiencia de una mujer durante el parto. Sin duda una de las experiencias más dolorosas y sin embargo... Es en ese escenario cuando la angustia y el dolor físico son transformados en alegría después del nacimiento.El dolor nos llega a todos por los senderos de la vida. Pero, el gozo de nuestro Salvador supera todo sufrimiento. Al igual que la alegría de una madre al tener en su regazo su tan amada criatura, Dios nos va SANANDO y CONSOLANDO de manera sobrenatural.

CRISTO es ese árbol oportuno que nos da sombra en medio de los dolorosas experiencias de la vida.

Juan 16: 20-21 De cierto, de cierto os digo, que vosotros lloraréis y lamentaréis, y el mundo se alegrará; pero aunque vosotros estéis tristes, vuestra tristeza se convertirá en gozo. La mujer cuando da a luz, tiene dolor, porque ha llegado su hora; pero después que ha dado a luz un niño, ya no se acuerda de la angustia, por el gozo de que haya nacido un hombre en el mundo.

Serafín Alarcón Carrasquillo - fiel2.blogspot.com

lunes, 13 de abril de 2015

Agarrado a Él

Agarrado a Él

Un hombre se dirige temprano en la mañana a su trabajo que se encuentra en el centro de la ciudad. Todo parece estar bien, no hay nada que le cause sobresalto y le impida llegar a su lugar de destino. Mientras conducía se miraba en el retrovisor fijándose que en su rostro todo estuviera impecable. Radio encendida, las noticias de la mañana anunciaban las últimas tragedias acaecidas en la noche. Súbitamente un dolor muy fuerte llevaron sus manos al pecho dejando el volante desprovisto de atención. El resto de la historia usted amado hermano bien la puede imaginar…

Y es que la fragilidad de nuestros cuerpos es evidente. Junto a esta va la fragilidad del alma y el espíritu. Nuestra vulnerabilidad está a flor de piel y si no velamos, si no tenemos nuestras manos bien puestas en el volante de la vida, podemos vivir una fatal tragedia. Sí, la tragedia de haber escuchado de Jesucristo y aun perdernos. La tragedia fatal de que todos los días de diferentes formas tocara a las puertas de nuestro corazón y le ignorásemos.
Que nada, que nadie hoy nos distraiga de alcanzar poder a verle y sobre todo conocerle. Hoy sea ese día en donde pueda caminar con certidumbre de fe agarrado de la mano del Señor.  

Isaías 55:6-8 -  Buscad a Jehová mientras puede ser hallado, llamadle en tanto que está cercano. Deje el impío su camino, y el hombre inicuo sus pensamientos, y vuélvase a Jehová, el cual tendrá de él misericordia, y al Dios nuestro, el cual será amplio en perdonar.  Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová.

Serafín Alarcón Carrasquillo - tablitas del Señor

martes, 7 de abril de 2015

*Dios no se equivoca*

*Dios no se equivoca*

Cuan desagradable a veces se nos hace esperar. Especialmente si es un asunto que nos parece prioritario. ¿Prioritario? Sí, eso que subjetivamente damos mayor relevancia. Para algunos un trabajo, un dinero que se espera, la llegada de un hijo o familiar que hace tiempo no vemos o la sanación de un pariente que padece de una enfermedad terminal. Y, la espera se hace tediosa y larga, casi imposible de contenerla afectando entonces nuestra visión de vida.

A pesar de esto, no hay mejor remedio para tal fiebre que una buena dosis de paciencia. Esa paciencia que es fruto de DIOS en nuestras vidas. Fruto de su Espíritu que moldea y apacigua las fuertes olas del afán. Confieso que no siempre tenemos ese fruto, ese maravilloso don de saber esperar pacientemente. Pero, cosa imposible no es, especialmente para el genuino y verdadero creyente.

Y es que amados, no hay mejor reloj que el del Señor. Sus manecillas han de caminar en un ritmo bien calibrado, uno que no hace daño, uno que solo anhela hacernos bien en el justo instante perfecto. Te digo, he pasado por esos túneles en donde la luz no se ve al otro lado. Pasadizos en donde la fe comienza a sufrir de arritmia y los ojos del alma se nos nubla. Es entonces cuando me sumerjo con corazón en mano en las aguas de la bendita Palabra. Allí mis recintos se amplían, mis temores se evaporan y mis complejos de ser hombre pecador desaparecen. Pacientemente, pacientemente y pacientemente he aprendido a esperar por la señal adecuada, la bíblica, la santa, la que no se equivoca.  

Salmo 40:1 - Pacientemente esperé al Señor, Y se inclinó a mí, y oyó mi clamor.

  

domingo, 5 de abril de 2015

Dios se glorifica en todo


*Dios se glorifica en todo*A veces no nos damos cuenta que él Señor se puede glorificar en todo. En una necesidad, una...
Posted by YouTube Cristiano on Domingo, 5 de abril de 2015

miércoles, 1 de abril de 2015

Útil al Señor

El Señor da a cada persona las fuerzas, dones y habilidades para subsistir en un mundo como en el que vivimos. Esas fuerzas, dones y habilidades deben siempre estar puestas al servicio de Él y nuestro prójimo. Bajo su control sin duda serán de utilidad y harán mucho bien a tantos en necesidad. Y es que, fuera de sus manos jamás hemos de alcanzar lo propuesto por CRISTO para nuestras vidas. Alejados de su voluntad sencillamente cada don y habilidad podrían hasta convertirse en instrumentos del mal. Y eso sí que es una tragedia mayúscula. Una forma de asegurarnos de que esto no suceda es pidiéndole a DIOS estar SIEMPRE bajo su control. Su constante presencia en nuestras vidas hará que nuestras fuerzas, dones y habilidades sean plenamente utilizados para glorificar al Señor en cada cosa que hagamos. Ser útiles a Jesucristo debe ser nuestra meta hoy y siempre.

Salmos 40:8 - El hacer tu voluntad, Dios mío, me ha agradado, Y tu ley está en medio de mi corazón.

Serafín Alarcón Carrasquillo