martes, 13 de junio de 2017

Sabiduria

*Con sabiduría de lo alto*

Hay cosas que nos pueden parecer inofensivas y hasta agradables. Siempre que me encuentro en esa encrucijada me pregunto; ¿Qué haría CRISTO en mi lugar? Como creyente vivo plenamente confiado en la libertad que me otorga el tener una relación íntima con Dios. Sin embargo, debo siempre ser cuidadoso de no caer en la trampa más común que el enemigo pone a nuestra disposición.

“Todo me es licito, pero no todo me conviene”, dice la Palabra en 1 de Corintios 7:12. Y bueno, esa debe ser nuestra brújula cuando la carne o el enemigo nos seducen con apetecibles sutilezas. Yo sé que me entiendes… No todo nos es de provecho, especialmente cuando atentan contra nuestra integridad y dominio propio. Está claro que nuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo. No puede ser nuestra mirada o nuestro paladar o nuestro tacto; objeto de pasiones deshonestas. Sí, esa es la descripción más apropiada; pasiones deshonestas.

Cada uno de los miembros de nuestro cuerpo pertenece a Dios y no al mundo ni a la concupiscencia que hay en cada uno de nosotros. Reconozco que este tema poco llama la atención y muchos hasta prefieren obviarlo. Pero, si con regularidad hacemos un examen honesto y bíblico de nuestras decisiones, tal vez nos evitaríamos amargos capítulos y llanto innecesario.

Amados, ¿Quién nos separará del AMOR de Cristo?

Dios Padre que resucitó a CRISTO hoy nos recuerda que también nos resucitará a nosotros mediante su poder. Solo si descansamos y confiamos en él lograremos discernir las cosas con propiedad y sobre todo con sabiduría de lo alto.

Proverbios 16:25 - Hay camino que al hombre le parece derecho, pero al final es camino de muerte.

Serafín Alarcón Carrasquillo