miércoles, 5 de octubre de 2011

Dios suplirá

Filipenses 4:19 Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús./// Por la naturaleza de mi trabajo muchas veces me encuentro con personas que en verdad están pasando por momentos duros y de casi total desesperanza. En nuestro programa radial los domingos, anunciamos siempre que tenemos una comprita de alimentos para donarla a alguna familia que esté en necesidad. En este día la afortunada fue una viejita llamada Clara. Cuando llegué a su casa de inmediato me dí cuenta de la pobreza y abandono en la que vivía. Ella, una y otra vez me preguntaba si era verdad que le entregábamos aquellos artículos. Amados, el techo de la vieja casita se filtraba, la estufa de gas se le había dañado y no tenia servicio de agua potable. Sin embargo, y a pesar de su pobreza extrema aún podía sonreir y dar gracias a Dios como quien estuviera experimentando un milagro. /// En verdad los tiempos que vivimos se distinguen por tanta desesperanza e injusticia social. El afán, el estres y el desasosiego y tantos otros males minan la estabilidad de tantas vidas. Que ironía que lo que les sobra a algunos, a otros les falta en demasía. Unos viven guardando provisiones para el futuro, mientras otros, como doña Clara, no tienen nisiquiera agua para bañarse. Compramos en los centros comerciales cosas que a veces ni necesitamos. Trabajamos horarios extendidos para darnos lujos que no aprovechan, olvidándonos de la necesitad de otros y de la verdadera bendición que es servirle a CRISTO. "Lucas 12:3 dice: "Mas buscad el reino de Dios, y todas estas cosas os serán añadidas". Como creyentes esa debería ser nuestra regla de oro. /// Las aves, los peces y todos los seres vivientes que habitan sobre la tierra tienen una provisión para sobrevivir y alimentarse. No son esclavos de tarjetas de crédito, ni de hacer mil trucos para subsistir. Ellos instintivamente saben que Dios proveerá, y esa es su mayor seguridad. Una vida dedicada a Dios y a nuestro prójimo se hace imprescindible si en verdad vamos a decirle al mundo que somos discípulos de CRISTO. Una y otra vez ir por todos los caminos proclamando la fidelidad de Dios a pesar de nuestras rebeliones. De algo estoy seguro, Dios no nos dejará en ningún momento, ni se olvidará de nosotros. Como hizo esta mañana en la vida de Clara puede hoy hacer también contigo. Dios suplirá. /// Mateo 6.26 Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros; y vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No valéis vosotros mucho más que ellas? /// Por Serafin Alarcón Diario de un Caminante

miércoles, 17 de agosto de 2011

Envíame a mí

Envíame a mí

Filipenses 3.13-14 Lo que sí hago es olvidarme de lo que queda atrás y esforzarme por alcanzar lo que está delante, para llegar a la meta y ganar el premio celestial que Dios nos llama a recibir por medio de Cristo Jesús.

Cuando Jesús llama a sus discípulos, les dice: «Síganme». Cada uno de ellos se enfrenta al reto de tener que dejar atrás sus trabajos y aún sus familias para hacerse sus discípulos. Jesús enfatiza que para la tarea que él les tiene, requiere de ellos toda su atención y entrega.

Y es que hermanos, el seguir genuinamente a Cristo en ocasiones se ha de tornar un asunto de estricta entrega, de respuestas abnegadas que para algunos han de parecer locura... Cuando respondemos al llamado de Cristo, sin duda estamos tomando la ruta correcta para nuestras vidas. La familia se ha de ver afectada positivamente cuando nuestra actitud es de total obediencia a Dios. El estar enfocados en la voluntad de Jesucristo nos mantiene orientados en amor y en servicio a otras personas, esa es la mayor agenda; Amar y saber mostrar amor al prójimo. Es por eso que hoy te escribo estas líneas. Sí, medita sobre el llamado que hoy te hace el Señor y lánzate a la mas importante aventura que hayas vivido alguna vez.

Dile: Aquí estoy. ¡Envíame a mí!

Jeremías 1:4-9 4 La palabra del Señor vino a mí: 5 «Antes de formarte en el vientre, ya te había elegido; antes de que nacieras, ya te había apartado; te había nombrado profeta para las naciones.» 6 Yo le respondí: «¡Ah, Señor mi Dios! ¡Soy muy joven, y no sé hablar!» 7 Pero el Señor me dijo: «No digas: "Soy muy joven" , porque vas a ir adondequiera que yo te envíe, y vas a decir todo lo que yo te ordene.

Por Serafín Alarcón Tablitas del Señor http://tablitas.9f.com/

miércoles, 29 de junio de 2011

CRISTO será tu refugio y también tú Consolador.



CRISTO será tu refugio y también tú Consolador.

Este día fue uno de esos en donde las experiencias vividas sin duda alguna marcaron mi conciencia y espíritu. Mucha gente que con el pasar de los años ya me conoce y cuando llego a sus casas me reciben con un manjar de sonrisas y comentarios dulces. Usted me entiende, esa clase de gente que sin mucho disimulo muestran su amor y aprecio. En verdad vivir esas experiencias me alienta a seguir mis caminatas por esta bendita isla. Pero, no siempre las noticias son alegres, en ocasiones nos rompen el corazón.

Les cuento que hace aproximadamente dos años estaba caminando una comunidad del pueblo de Santa Isabel . Allí conocí una joven mujer que me decía que su hermana menor había sido baleada por su esposo y que estaba en condición critica. Recuerdo que con ojos llorosos y desconsolada compartía conmigo el temor de que sus sobrinos (hijos de su hermana) fueran removidos del hogar por el departamento de la familia. Ya han pasado dos años desde la ultima vez que hablamos y me dio la mala noticia de que su hermana había quedado parapléjica y sus hijitos estaban en un hogar sustituto. Nadie en la familia tenía acceso a los niños y para colmo el Estado se opone a que los niños visiten a su madre para verle. Le pregunté por el padre de los niños y me comentó que había sido acecinado seis meses después de haber baleado a su hermana.

En fin, una historia de esas que parecen sacadas de las páginas de una tragedia griega. Traté de dar alguna palabra de aliento a esta pobre mujer entregándole una tablita que decía: Salmo 43:5 ¿Por qué te abates, oh alma mía, Y por qué te turbas dentro de mí? Espera en Dios; porque aún he de alabarle, Salvación mía y Dios mío.

Entonces, y espontáneamente se arrojó a llorar en mis brazos. Les digo que me impresiono tanto su dolor que casi también lloro. En ese instante solo pude decirle que llorase, que CRISTO desde hoy sería su refugio y Consolador.

Mateo 5:4
Bienaventurados los que lloran, porque ellos recibirán consolación.

Por Serafín Alarcón
Diario de un Caminante
Santa Isabel, Puerto Rico - 9/14/2010

lunes, 25 de abril de 2011