sábado, 12 de noviembre de 2022

EN EL SEMÁFORO

En el semáforo... Eran como las 12:00 pm y estaba un deambulante pidiendo limosna. Con vaso de cartón en mano extendía su mano esperando que alguien le ayudase. Entonces, desde su improvisada estación, su mirada tropezó con la mía. Y bueno, intuí que muy pronto vendría hasta mí. Aproveché su iniciativa y le di un dólar acompañado de una tablita que decía: La Fe Mueve Montañas. Me dio las gracias y me echó mil bendiciones. Entonces ocurrió lo SOBRENATURAL… El joven pegó el mensaje en su vaso de cartón. Sí, el joven le enseñaba el mensaje a la gente que estaba detenida en el semáforo esperando el cambio de luz. ¿Lo pueden creer? Aquel hombre curtido por el sol y estrujado por demasiados desvelos se había convertido en un improvisado mensajero del Señor. Clari, que me acompañaba, se conmovió y lloró ante tan impresionante escena. Yo, perplejo, le miraba. Al montarnos en el auto nos miró y sonrió por última vez. Nuevamente, su mirada se encontró con la mía debajo de aquel cielo azul, en aquel semáforo de mi amado Puerto Rico. Los seres humanos en ocasiones tenemos que pasar por el amargo de la soledad y de la prueba. Son estas circunstancias las que Dios muchas veces utiliza para hacer de nosotros vasijas e instrumentos útiles. Nuestra insuficiencia ante la majestuosidad de Dios, ante su soberanía inigualable. Con nuestras fuerzas es poco lo que podemos hacer. Y, sin embargo, en las manos de CRISTO podemos alcanzar tanto que con un sencillo toque de su mano aún la más distante estrella podemos alcanzar. Por eso hoy te invito a que desde muy temprano le busques. Saca tiempo para hablar con Dios y deja que él sea quien sacie hoy tu sed. Salmos 63:1 - Dios, Dios mío, eres tú; De madrugada te buscaré; Mi alma tiene sed de ti, mi carne te anhela…

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