lunes, 12 de marzo de 2018

Dios te ayuda en las soledades de la vida

*Cosa cotidiana*

Salmos 103:13-14

Como el padre se compadece de los hijos, Se compadece el Señor de los que le temen. Porque él conoce nuestra condición; Se acuerda de que somos polvo.

Las soledades pueden hacer mucho daño si no sabemos como enfrentarlas. Nunca darle la espalda es cosa casi imposible si el tiempo platea demasiado nuestras cienes.

Llegar a viejo lleno de depresiones y desesperaciones adolescentes es una tragedia. Allí, en donde el asma espiritual no te deja respirar plenamente y sobre todo tener PAZ.

¿En donde estará esa fe que un día hubo y parece haberse evaporado con el calentamiento global de nuestra alma?

Las soledades pueden dañar la pared que sostiene tus más atesorados anhelos. Las soledades, esas que en mi diario vivir he logrado domar como se doma un animal salvaje. Sí, la soledad puede devorarte y hacerte caer tan bajo si no le haces frente con Biblia en mano.

Digo esto pues en estos días me he topado con mucha gente sufriendo de ansiedad y melancolía. Una melancolía  fisiológica que les sumerge en un llanto y desesperación terrible. Para mí, naufragios de añejadas soledades haciendo estragos en el corazón de muchos.

Y por eso escribo hoy, escribo porque sé  que allá fuera alguien se ha paseado por estas calles sin nombre y sin oxigeno. Túneles sin luz, pensamientos con aroma de astillero abandonado y decaído.

Las soledades... Pobreza del alma que para muchos es cosa cotidiana.

-SAC

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